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Sobre fuerzas que moldean la tierra

12.12.17


En su ensayo Sobre lo Bello y lo Sublime, Kant introduce la idea de lo sublime como una mezcla de displacer y agrado, y la diferencia de lo bello. Mientras el placer tranquilo de lo bello distiende, lo sublime produce un placer unido al terror y genera tensión. Mientras lo bello encanta, lo sublime conmueve. Lo sublime ha de ser siempre grande, dice Kant, “una gran altura es tan sublime como una profundidad”. 


Ángeles, obsesionada con el agua y con el invierno, en la soledad de la cordillera, se atreve a ir en busca de lo sublime. Se aparta de lo bello de las postales patagónicas donde se combinan valles floridos con picos nevados y lagos, para encontrarse con una belleza sombría, inmensa, que revela las potencias que exceden al hombre, que suenan a trueno y tormenta. 
Su obra parte de la observación minuciosa del elemento agua: en todo su recorrido, en todos sus estados. Para hacerlo, realiza verdaderas peregrinaciones por extensos campos de hielo y cordones de glaciares. Sale a la montaña, camina, camina, a veces decenas de kilómetros, por senderos de glaciares, por interiores de cuevas, sola, con el equipo a cuestas, en busca de estos encuentros, con cascadas, con trozos de hielo que son como joyas, como tesoros de la tierra que hoy están, pero no sabemos hasta cuándo. Una piedra que se sostiene pero que puede caer en cualquier momento. En ese instante, donde se cruzan lo efímero y lo eterno, toma Ángeles sus fotografías. Fotografías que son intuiciones de un relato que la misma tierra nos cuenta sobre las fuerzas que la moldean. 


Una diferencia fundamental entre lo bello y lo sublime está dada por la presencia o ausencia de forma. Lo bello atañe a la forma del objeto, que consiste en la limitación, mientras que lo sublime, por el contrario “se hallará en un objeto desprovisto de forma”. Esta ausencia se ve muy bien en la obra de Ángeles. En sus fotografías no hay puntos de referencia; en un coqueteo con las escalas, nunca se sabe bien el tamaño ni la forma de las cosas, juega con las similitudes del agua en diferentes estados y confunde al espectador. Una silueta de montaña que pueden ser unas olas del mar. Una cascada que puede ser una tempestad. 


Noche, nostalgia, mucha nostalgia, melancolía, paraíso perdido, querer que todo esté así para siempre. Una corriente subterránea de ideas románticas transita por la obra de Ángeles, poniendo de manifiesto ese temor profundo venido del fondo del universo de saber que el paisaje de siempre ya no será.  


Roma Bernardele




Lo que se oculta bajo la superficie

01/09/2017

Texto por ETHER Arts Project


Ángeles Peña se crió en la Patagonia entre bosques nevados, ríos salvajes y lagos profundos. Este aspecto de su vida influyó fuertemente en su obra fotográfica, centrada en cultivar un profundo respeto por la naturaleza y una inagotable admiración por el paisaje natural.

La fotografía ha estado presente desde siempre en la vida de la artista, gracias al aporte y a la influencia de su padre, quien incursionaba en esta disciplina y le regaló su primera cámara en la navidad del ‘93. Durante su infancia y adolescencia tuvo toda clase de cámaras analógicas a su alcance, para experimentar libremente retratando su entorno, sus amistades y experiencias.

Este interés fue creciendo y a los 18 años volvió a su Buenos Aires natal para realizar sus estudios universitarios, primero incursionando en la imagen mediante la carrera de Diseño Gráfico, para luego dedicarse de lleno a su pasión por la fotografía en la Escuela de fotografía creativa de Andy Goldstein y en la escuela publicitaria Fotodesign del Italiano Aldo Bressi. Trabajó sobre técnicas y procesos alternativos en la St. Martin’s School of Design  y complementó su formación mediante cursos, talleres y clínicas realizadas junto a reconocidos artistas y docentes como Diego Ortiz Mugica, Alberto Goldenstein, Fabiana Barreda, Diana Aisenberg y Mariana Maggio. Trabajó como asistente del fotógrafo Francisco Bedeschi. Estas influencias marcaron un camino artístico profesional, ligado al desarrollo de la fotografía como objeto discursivo, más allá de ser un mero recurso estético.

Sus raíces artísticas encuentran analogías con algunos aspectos de la tendencia pictórica del Romanticismo Alemán. Ahonda en la fascinación por el paisaje y su simbología mediante su experiencia personal, en relación con la naturaleza y el amor por la vida en la montaña. Sus obras evidencian una curiosidad punzante por explorar el aspecto artístico intrínseco de cada elemento que conforma el paisaje, dándole el mismo protagonismo a un pequeño trozo de hielo descongelándose que a una montaña en toda su extensión. “Mediante un acto de peregrinación y unión con mi entorno, me sumerjo en un proceso de contemplación. En un mundo que gira cada vez más rápido, siento una necesidad de enfocarme en el detalle y en la belleza de lo que aún permanece”.

La intimidad de las relaciones que se tejen entre la fotografía como recurso documental y el paisaje en su extensión poética es lo que la lleva a indagar.  Busca transmitir su creciente preocupación por los efectos del cambio climático y las consecuencias que trae al entorno, con imágenes que despliegan una fuerte potencia discursiva.

De los cuatro elementos elije al agua como protagonista, ya que es en ella donde encuentra más evidencias y rastros de estos vertiginosos cambios. “No fotografío un paisaje, sino todo lo que pasa dentro de él. El andar, el camino recorrido en su interior. Intento hablar desde dentro del paisaje, no desde una lejanía.” Convivir con el entorno como espectadora activa le otorga un lugar privilegiado para la investigación.

La serie “Aguas de Montaña” traza un recorrido por la cordillera andino-patagónica, de norte a sur, mostrando una de las reservas de agua dulce más grandes de nuestro planeta. Las fotografías presentadas en la exhibición “Aguas de Montaña” forman parte del primer libro de artista de Ángeles Peña, actualmente en proceso de producción. El trabajo nace de una preocupación ante la disminución de precipitaciones de nieve en los inviernos, así como también del aumento de la temperatura global y el retroceso de los glaciares. “Busco transmitir una emoción. Entrar en ese “paisaje” y hablar desde sus entrañas. Intento desaparecer dejando que la fotografía actúe por sí misma y que sea la tierra la que nos habla”

Parte la serie “Aguas de Montaña” ha sido exhibida el pasado fin de semana en el Festival SHH de Cine de Montaña, realizado en Ushuaia del 23 al 27 de agosto. Este festival reúne anualmente a los principales exponentes audiovisuales del cine de montaña, tanto nacionales como internacionales, con el objetivo de difundir sus producciones en distintas categorías y formatos de competencia. El programa además incluyó la presentación del proyecto editorial de la artista, Ediciones de la montaña, realizado en conjunto con su socia y amiga Julieta Zancada, exponente patagónica de la repostería gourmet. Esta iniciativa cuenta con dos volúmenes de cocina y fotografía editados, “Frutos del Bosque” y “Frutos de la Patagonia”, trabajos que relacionan la simbióticamente el entorno visual patagónico con recetas a base de productos regionales.

Sin dudas el trabajo de Ángeles Peña es una puerta para acercarse a la contemplación de la naturaleza desde una perspectiva comprometida y estéticamente impactante,  para conocer lo que se oculta bajo la superficie de la imagen, en la intimidad de lo aparente.

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What Lies Beneath The Surface

01/09/2017


Text by ETHER Arts Project

Ángeles Peña was raised in Patagonia amid snowy forests, savage rivers and deep lakes. This aspect of her life influenced profoundly her photographic work, centered in cultivating a deep respect for nature and an inexhaustible admiration for natural landscapes.

Photography has always been present in the life of the artist, thanks to the influence and contribution of her father, who ventured in this artistic discipline and gifted her first camera for Christmas ’93. During her childhood and adolescence she had access to all kinds of analogic cameras, to experiment freely portraying her surroundings, her friends and her experiences.

This interest grew stronger, and at the age of 18 she returned to her native Buenos Aires city to begin university, first plunging into the image world through Graphic Design, and later devoting fully to pursuing her passion for photography at the Andy Goldstein Creative Photography School, as well as in Fotodesign advertising school, with the Italian Aldo Bressi. She worked on alternative techniques and processes at the St. Martin’s School of Design in London and complemented her training through different courses, workshops and clinics carried out with renowned artists and mentors like Diego Ortiz Mugica, Alberto Goldenstein, Fabiana Barreda, Diana Aisenberg and Mariana Maggio. She was the assistant of photographer Francisco Bedeschi. These influences shaped a professional artistic path, accompanied by the development of photography as discursive object, more than being a mere esthetic resource.

Her artistic roots find analogies with some aspects of the pictorial tendency of German Romanticism. She deepened her fascination for landscape and its symbology through personal experiences in connection to nature and her love for mountain life. Her works evidence a stinging curiosity to explore the artistic aspect intrinsic in each element which conform landscape, providing the same prominence to a little piece of melting ice than a mountain in its whole extension. “Through an act of peregrination and union with my surroundings, I submerge myself in a process of contemplation. In a world that spins faster and faster, I feel the need of focusing in the detail and beauty of what still remains”.

The intimacy of the relationships that knit between photography as a documentary resource and landscape in its poetic extension is what drives her to inquire and create. The artist seeks to transmit a growing concern for the effects of climate change and the consequences that it brings to the environment, with images that deploy a strong discursive power.

She selects water out of the four elements as protagonist, since it’s there where she finds more evidence and traces of these vertiginous changes. “I don’t photograph a landscape, but all of what happens in it. The path, the road taken in its interior. I try to speak from within the landscape, not from a distance.” Coexisting with the surroundings as an active spectator results in achieving a privileged place for investigation.

The Series “Mountain Waters” traces a route through the Patagonian Andes mountain range, from north to south, showing one of the biggest sweet water reservoirs on earth. The photographs presented in the exhibition “Mountain Waters” are part of Ángeles Peña’s first artist book, currently in production process.

The work was born from a concern facing the decrease in snow precipitations in winters, as well as the raise of global temperatures, resulting in massive glaciers’ retreats. “I strive to transmit an emotion. Entering that “landscape” and speaking from its guts. I try to disappear leaving photography to act for itself and letting the earth speak to us”

Part of the series “Mountain Waters” has been exhibited the past weekend in the SHH Mountain Fim Festival, held in Ushuaia from August 23rd to 27th. This festival reunites annually important audiovisual exponents from the mountain film industry, nationally as well as internationally, with the objective of broadcasting their productions in different categories and competition formats. The program also included the presentation of the artist’s editorial Project, Ediciones de la montaña, produced in conjunction with her partner and friend Julieta Zancada, Patagonian referent of gourmet pastry.

This initiative has two photography and cooking volumes edited, “Frutos del Bosque” and “Frutos de la Patagonia”, works that relate symbiotically the Patagonian visual surroundings with recipes based on regional products.

Undoubtedly the work of Ángeles Peña is a door to approach nature’s contemplation from a committed and aesthetically pleasing perspective, to learn what lies beneath the surface of the image, in the intimacy of the apparent. 


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